Una entrega que desnuda la violencia institucional: Las claves del caso Juana Rivas


25 Julio 2025 | Jorge Díaz - Sindicato de Estudiantes León



La historia de Juana Rivas vuelve a ocupar las portadas, pero la foto de una madre entregando a su hijo a quien la justicia italiana reconoce como custodio es mucho más que una noticia: es un espejo que refleja hasta qué punto el sistema judicial europeo sigue girando la mirada ante la violencia machista y la voz de los menores.

Un informe que nadie quiso escuchar 

El último informe psicológico que acompañaba al menor, Daniel, no deja lugar a dudas: “temo por mi vida si vuelvo con mi padre”. La psicóloga que lo elaboró lo entregó junto a la orden judicial, y la ministra de Infancia, Sira Rego, ha pedido públicamente que el juicio por presunto maltrato de Francesco Arcuri, previsto para el 18 de septiembre en Italia, se celebre antes de que el menor quede bajo su custodia definitiva. El documento ya está en manos de la Fiscalía, aunque llega tarde para impedir la entrega. 

Una escena que retrata a todo un sistema

 El martes 22 de julio, la entrega se frustró: en medio de una nube de cámaras, el niño se negó a entrar al Punto de Encuentro Familiar y Juana tuvo que ser evacuada en ambulancia. Cuatro días después, se repitió el ritual, esta vez en el garaje de los juzgados y bajo estricta intimidad: Daniel, acompañado por su madre, agentes policiales y los abogados, fue entregado a su padre. Hoy viaja ya a Cerdeña, donde residirá con Arcuri. Juana solo podrá verlo en fines de semana alternos y periodos vacacionales, y únicamente en territorio italiano. 

El Estado se encoge de hombros 

El Ministerio de Justicia alega que no puede intervenir en un proceso judicial entre dos países, y se limita a “hacer seguimiento” con Italia sobre la situación del menor. Mientras tanto, la imagen del niño llorando y aferrado a su madre estremece a la opinión pública. ¿De qué sirve un gobierno que se dice feminista si su acción queda limitada a declaraciones y compromisos abstractos? Ninguno de los miembros de este Gobierno está haciendo absolutamente nada por arreglarlo. 

Una lucha que no termina 

El equipo legal de Juana prepara nuevas acciones en Italia: medidas cautelares para proteger al menor y recursos contra la custodia. Su hijo mayor, Gabriel, también mantiene abierta una batalla judicial por coacciones y maltrato, aunque los tribunales españoles han desestimado sus querellas. El 18 de septiembre, Arcuri se sentará en el banquillo por presuntos malos tratos, pero para Daniel ya será tarde: habrá pasado casi dos meses bajo la tutela de quien teme. 

Más allá del caso: violencia vicaria e impunidad

Pero este caso no es un hecho aislado. Es el paradigma de una justicia ciega ante la violencia vicaria, que sigue otorgando prioridad a la palabra de los agresores y dejando en segundo plano los testimonios de mujeres y menores. El uso espurio del inexistente “síndrome de alienación parental” en procedimientos judiciales, denunciado por la propia ONU, se vuelve a colar como argumento de manual en detrimento del derecho de los niños a vivir libres de violencia. 

¿Qué nos dice Juana Rivas hoy? 

En España y Europa sigue imperando una justicia pensada para custodiar normas, no vidas. La violencia institucional —esa que obliga a una madre a entregar a su hijo al hombre que ambos denuncian como su agresor— es la cara menos visible de la violencia machista. Desde el Sindicato de Estudiantes tenemos claro que la única respuesta que queda es la resistencia: seguir señalando las grietas de un sistema que desoye los gritos de quienes deberían ser su prioridad.